DERRIBANDO FALSOS ARGUMENTOS

La cara de una mujer dividida, un lado en color y el otro en blanco y negro

“Yo decido lo que hago con mi cuerpo”.

Cuántas veces hemos oído esta expresión en boca de mujeres que dicen defender sus derechos, acompañada en muchas ocasiones de frases como “Nosotras parimos, nosotras decidimos”.

Dicen que una mentira repetida muchas veces puede llegar a convertirse en una verdad para quien la escucha. Tanto han resonado en nuestros oídos estas, u otras expresiones similares, que tal vez tú que estás leyendo este post, te las has llegado a creer. Si quieres saber por qué estas conocidas frases chocan con argumentos científicos, entre otros, te animo a que sigas leyendo, y con toda la información sobre la mesa, podrás valorar por ti mismo/a, si son ciertas o no.

La ciencia afirma que la mujer, al quedarse embarazada, desarrolla dentro de su cuerpo OTRO CUERPO con un ADN (aquello que nos hace únicos e irrepetibles), distinto al suyo. Es decir, la mujer alberga y sustenta dentro de sí OTRA VIDA que depende de ella, pero no es su vida, por eso si la mujer aborta, muere el feto, no ella.

Si la vida que lleva dentro llega a nacer y estar en brazos de su madre, seguirá dependiendo de ella, para que la siga alimentando y cuidando, así como sucedía cuando era un feto en el vientre de su madre. Lo único que ha cambiado es su tamaño.

Como mujer defiendo nuestra libertad a decidir lo que queremos hacer con nuestra vida y con nuestro cuerpo, pero sin olvidar que donde empiezan los derechos de los demás, terminan los míos, y el derecho más fundamental de una persona, por diminuta que sea, es del DERECHO A VIVIR, así lo refleja nuestra Constitución en su artículo 15.

¿Acaso la vida de un niño de 8 años vale más que la vida de la de un niño de 3 años? ¿Acaso la vida de un anciano vale más que la de un joven? De la misma forma, la vida de una persona de 10 semanas no vale menos que la de cualquier otra persona que ha llegado a nacer.

Defendamos los derechos de las mujeres desde su primer día de vida en el útero de sus madres, démoslas el mismo derecho que nuestras madres nos dieron a nosotras: el derecho a nacer. Sin olvidar que en muchas ocasiones esto será duro y difícil, pero sin olvidar también, que todas aquellas que decidieron de forma valiente, seguir adelante con sus embarazos a pesar de las dificultades, no se arrepienten, solo les basta ver la cara de sus hijos para asegurar: ¡valió la pena!

Hemos visto que la ciencia confirma que el feto es un cuerpo distinto al de la madre con su propio ADN, hemos visto que la Constitución española defiende el derecho de toda persona a vivir y, yendo más allá, para todos aquellos que creen en un Dios creador y dador de la vida, hemos visto que Él nos conoció incluso desde el vientre de nuestras madres, como el salmista afirma: “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Sal 139:16).

No quiero más falsos argumentos, sin base científica, jurídica, ni moral, en boca de quien dice defender mis derechos, pero no duda en acabar con ellos desde el mismo vientre de la madre. Quiero pensar por mi misma, descubrir las mentiras que todos estos argumentos llevan tras de sí.  Y no quiero callar por miedo a que los demás no “piensen” igual que yo.

Ahora tú, puedes aceptar sin más todo aquello que oyes acerca del aborto o puedes profundizar, investigar y analizar si lo que estamos acostumbrados a oír es aceptado por tener un fuerte fundamento, o tan solo por ser muy repetido, tal vez no por muchos, pero sí por aquellos a los que han decidido darles voz.

Susana Feito