¿DÓNDE ESTÁ TU HIJO?

columpio vacio sin niño

“Como madre de tres preciosos hijos, dos de ellos en el cielo, sé lo que se siente cuando pierdes un hijo”.

Soy la orgullosa madre de una niña, a quien llamamos Grace (“Gracia”), pero también soy madre de un bebé concebido y gestado dos años antes de Grace, y otro bebé concebido y gestado dos años después de Grace.

Los dos bebés no pasaron del tercer mes de embarazo, y por tanto, no llegaron a ver el sol de nuestro mundo, pero tengo el inmenso placer de anunciar que ellos están contemplando el Sol de Justicia* en el cielo por toda la eternidad. Y algún día, su papá, su hermana y yo los veremos. (* Sol de Justicia es uno de los nombres dados a Jesucristo en el Antiguo Testamento, en Malaquías 4:2).

He experimentado el dolor, la depresión y la tristeza indescriptible que supone la pérdida de estos dos seres preciosos, pero no quiero pensar qué es lo que sienten aquellos que, no solo han llevado a sus hijos en el seno materno, sino que los han tenido en sus brazos (incluimos a los padres), o hasta los han visto crecer, empezar a caminar, hablar, sonreír y cantar, y luego, los han perdido. También conozco del sentimiento de culpa que viene con sus maletas de condenación a albergarse en las mentes y corazones de las madres y padres que han abortado voluntariamente a sus hijos. Estos demonios martillean la conciencia por años, causando heridas que supuran y supuran sin descanso, y no es hasta que estas madres y padres se encuentran con el Gran Libertador, que pueden ser libres para siempre de esa agonía de culpabilidad. Este Gran Libertador es Jesús de Nazaret, y tan solo Él perdona TODOS los pecados, rompe TODAS las cadenas, quiebra TODOS los yugos y nos hace ENTERAMENTE libres.

El equipo redactor de AESVIDA NEWS quiere traerte la verdad sobre dónde está tu hijo. Queremos que recibas esa verdad y te vayas con la total convicción y absoluta certeza de saber dónde están estos bebés y si los vas a ver algún día o no. No te va a quedar la menor duda. ¿Por qué estoy tan convencida? Porque lo que te vamos a traer no es nuestra invención, ni buenos deseos, ni palabras poéticas de una tarjetita a modo de condolencia. Es la verdad del Creador de estos niños, y Su Palabra – la Biblia – es verdad. “Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”, dice Jesús, Su Creador.

Queremos compartir contigo la perspectiva bíblica a preguntas dolorosas y difíciles como:

“¿Por qué nuestro hijo tuvo que morir?”.

“¿Cómo podremos soportar esta insostenible tristeza?”.

“¿Cuál es la edad de responsabilidad?”.

“¿Pagan los niños por los pecados de los padres?”.

“¿Pueden los bebés, aun los no nacidos, experimentar la salvación?”.

“¿Cómo es el cielo para los niños?”.

“¿Volveremos a ver a nuestro hijo otra vez?”.

Tras la pérdida de nuestro tercer hijo, una amiga me prestó un libro titulado “A salvo en los brazos de Dios”, del pastor John MacArthur. Lloré mucho leyéndolo, pero no de tristeza, sino por la verdad arropada de ternura que fue un bálsamo de consuelo y sanidad para mi compungida alma. El autor añadía estas preguntas:

¿Cuál es el futuro de los bebés que mueren?

¿Qué le pasa a un bebé no nacido, a un infante, a un niño, a un hijo que es físicamente maduro, pero es mentalmente impedido, o un adulto con la capacidad mental de un niño, después de morir?

¿Cuál es el destino de ese pequeño cuando pasa a la eternidad?. Estas son preguntas agonizantes para padres, tanto cristianos como no cristianos, escribe MacArthur.

Entonces, apenas habiendo empezado el libro, él da una respuesta contundente: “cielo instantáneo”.

Beatriz Suárez de Pastrana