¿QUÉ DICE DIOS SOBRE LA VIDA DEL NO NACIDO?

bebé recien nacido

La Biblia nos muestra cómo la vida humana es diferente de otros tipos de vida y es porque los seres humanos hemos sido hechos a la imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27) desde el mismo momento de su creación. El hecho de ser persona no depende de la edad, del nivel de desarrollo, de la habilidad intelectual o del estatus social. Para Dios la persona lo es ya desde el vientre de su madre, así lo dice a Job y también a Isaías.

Job 10:8-12 (NTV): “Tú me formaste con tus manos; tú me hiciste, sin embargo, ahora me destruyes por completo. Recuerda que me hiciste del polvo; ¿me harás volver tan pronto al polvo? Tú guiaste mi concepción y me formaste en el vientre. Me vestiste con piel y carne y tejiste mis huesos junto con mis tendones. Me diste vida y me mostraste tu amor inagotable, y con tu cuidado preservaste mi vida.”

Isaías 44:2 (RVR1960): “Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.”

Dios se involucra totalmente en la creación de ese nuevo ser que está por nacer: “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.” Salmo 139: 13-16 (NVI)

Al profeta Jeremías también le manifiesta cuan implicado está en su creación aún antes de su nacimiento (Jeremías 1:5).

En el Nuevo Testamento vemos como el evangelio de Lucas nos habla de un “no nacido”, que es Juan el Bautista, con un propósito de vida (Lucas 1:41,44).

La terrible práctica del sacrificio de infantes ha sido en muchos lugares del mundo y durante miles de años, entrelazado a “deidades” paganas.

Los antiguos aztecas, los incas y otros pueblos de América Central y del Sur lo practicaban; igualmente los druidas de Europa y en la ciudad de Cartago en el norte de África, los sacrificaban a un “dios” fenicio.

Los propios hebreos fueron avisados de las prácticas abominables de los habitantes de Canaán, estos ofrecían sus hijos a Moloc. El culto a este “dios” incluía rituales sexuales y sacrificio de niños.

Dios lo aborrecía, y los profetas advirtieron que daría como resultado el terrible juicio de Dios sobre ellos.

Levítico 18:21 (RVR1960): “Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.”

Levítico 20:1-5 (RVR1960): “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará. Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre. Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiere dado de sus hijos a Moloc, para no matarle, entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc.”

Te animo a que tú mismo explores estos versículos, y otros muchos que están en la Biblia, y permitas que sea la Palabra de Dios el fundamento de tu propia opinión sobre el valor de la vida del no nacido. Hay tantísimas fuentes que nos intentan decir qué y cómo debemos pensar sobre el aborto y cada uno con su propia agenda. La única opinión que importa es la de nuestro Creador, Dios.

 

Susana Macías

Fundadora de AESVIDA