Hoy vamos a abordar el tema de la vida desde el campo sanitario y no se puede hacer sin entrar de lleno en la deontología. La deontología es la parte de la ética que trata de los deberes y principios que afectan a una profesión.
Según el Código Deontológico de la Enfermería Española (CDEF), aprobado en 1989 y revisado en 1995, en su preámbulo se cita: “La moral profesional es la aplicación de reglas generales de la moral al trabajo realizado, como la Ley Natural no es otra cosa que la participación de la Ley Eterna en la criatura racional”. Podemos concluir que: hay una Ley Natural en el hombre estable y eterna, no cambiante y el ser humano es un ser racional, es decir, que actúa en base a un conocimiento y una conciencia del mismo, no de una manera arbitraria o sujeta a sucesos cambiantes o sin sustento. No podemos permitir que se menoscaben o vuelen por los aires tales Leyes Naturales según diversas ideologías o las modas cambiantes sin sustento racional.
En el ejercicio profesional, los enfermeros deben ser conocedores de su propio código deontológico para actuar de una manera ética y moral de acuerdo a lo que se exige para el trato de las personas humanas. Según el propio colegio profesional, es un error enorme separar los valores humanos del avance técnico o experimental.
El artículo 16 del CDEF, nos dice así: “En su comportamiento profesional, la enfermera tendrá presente que la vida es un derecho fundamental en el ser humano y que, por lo tanto, deberá evitar acciones conducentes a su menoscabo o que conduzcan a su destrucción”
Para enfocar la ética sobre el aborto en el artículo 40 de CDEF cita: “En el ejercicio de su profesión, la enfermera promoverá la salud y el bienestar familiar a fin de que en dicho núcleo, los niños SEAN DESEADOS, PROTEGIDOS y CUIDADOS”
La labor de un enfermero no es solo proteger, sino promover la vida, es decir, publicitar, impulsar, llevar a cabo proyectos que lleven a las familias a DESEAR amar y cuidar sus hijos. Es incongruente afirmar tales normas del código mientras se interviene en el fin de la vida de un hijo intraútero porque no es deseado y las medidas tomadas son eliminarlo en vez de promover su aceptación.
El otro tema recurrente en los comités de bioética que afecta a la vida humana es la eutanasia y el Código afirma que: “Ante un enfermo terminal, la enfermera SE ESFORZARA por prestar cuidados paliativos al final de la vida, con competencia profesional y compasión, con los cuidados necesarios para aliviar el sufrimiento. Proporcionará a la familia, la ayuda necesaria para que puedan afrontar la muerte cuando esta YA NO SEA EVITABLE.” (Artículo 18 CDEF)
Ante la independencia para cumplir estas normas deontológicas encontramos que, en su artículo 47 dice que: “La enfermera deberá rechazar ENÉRGICAMENTE cualquier tipo de presiones que pueda ejercérsele con la finalidad de utilizar o manipular sus conocimientos y habilidades en el perjuicio o daño de los seres humanos”.
Además del código deontológico propio que los médicos poseen, y que se redacta en similares normas en lo que se refiere a la protección de la vida, al entrar la profesión todos los médicos deben jurar el Juramento Hipocrático. Dicho juramento dice que:
“Tendré absoluto respeto por la vida humana desde el mismo instante de la concepción”
Y en cuanto a su no cumplimiento registra:
“Si quebrantaréis este juramento, que vuestra conciencia y el honor de la profesión médica en la que acabéis de ingresar, os lo demanden”.
¿No es terrible leer este juramento y observar cómo se viola sistemáticamente el respeto por la vida desde la concepción y como el resto de la profesión no demanda, tal como incluye el juramento, el honor?
¿Cómo es posible que ante la redacción de estas normas los profesionales sanitarios, en muchos casos, no sean conscientes de su no cumplimiento y hayamos cedido a pensamientos sin base racional y moral, sino solo basados en deseos, dificultades o preferencias personales?
¿Cómo una sociedad va a poder poner en valor la vida de los seres humanos, si los dedicados a protegerlos desde el ámbito de la salud no están firmes en su defensa? ¿Qué ha ocurrido para que la mentalidad de los sanitarios de hoy haya cambiado tanto con respecto a décadas anteriores?
Afortunadamente, aún restan profesionales que se levantan para defender con ciencia y con conciencia el derecho a la vida en los seres humanos.
Recientemente, un equipo de médicos se aunaron y presentaron un video con el hashtag #QueNoCuentenConmigo (tenéis aquí el video) con el objetivo de concienciar contra el falso concepto de eutanasia que se está levantando en la sociedad. Se promueve la eutanasia como una respuesta humanitaria que la sociedad puede ofrecer buscando generar aceptación al hecho de que se ha creado una ley que permita el acabar con la vida de los pacientes. Profesionales con largo recorrido en la medicina y algunos expertos en el campo de la bioética nos recuerdan que el objetivo es acabar con el sufrimiento y no con el que sufre. Quedémonos con el lema: Que no cuenten conmigo.
Toda la sociedad en general, pero los sanitarios en particular, tenemos que regresar a estos códigos teniéndolos más presentes, más vivos. Hay que evitar cometer el tremendo error de apartarnos de esa ley natural de la vida y la muerte que no está en nuestras manos y, por falta de autoridad moral, a violarla.
¿Qué podemos hacer ante esto? En palabras de la famosa enfermera Florence Nightingale que era una mujer de fuertes convicciones y con gran confianza en su Dios: “El mundo está dividido en dos tipos de personas: en aquellas que se quedan con lo mejor y lo disfrutan, y en aquellos que anhelan, intentan y construyen algo mejor”.
¿Conformarse con la objeción de conciencia mientras la sociedad avanza a la cultura de la muerte, o concienciar del milagro de la vida? Nightingale lo tendría claro.
“La enfermera es la consciencia del que está inconsciente, la confianza de esa nueva madre y la voz de aquellos demasiado débiles para hablar” -Virginia Henderson, enfermera.
Los profesionales sanitarios debemos ser dignos de esta responsabilidad que se nos ha encomendado.
Susana Cossio
Matrona y colaborador de AESVIDA
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